lunes, 30 de agosto de 2010

Mexico mágico entre la muerte y la homosexualidad

Hay guerras que duran días, hay otras que duran años, pero no hay que confundir estas con las que no se pelean.

Y es que en este afán de volver creíble lo increíble y admisíble lo inadmisible, de pronto nos dicen que la guerra contra el narcotráfico se va ganando y que las 28 mil personas que han muerto son solo "el polvo" de un mueble que había que "limpiar"; Pues ahora entiendo, la guerra contra el narcotráfico es por tí, sin importar que tú mueras ¿Y si entre los 28 mil uno fuera hijo de calderón, también sería parte del polvo?
Jamás había sido tan evidente la certeza de la frase "Quien nació guapo tiene la mitad de su vida ganada"; cosa es que además de feo tengas un alias para que te atrapen como narcotraficante.
Por nuestro sistema de justicia entiendo que no existen los narcotraficantes trajeados, por el horóscopo que hoy me espera el amor (al cual ansiosamente espero... sí, como no.), por Felipe Calderón se que vamos ganando...

Y por el Arzobispo de Guadalajara, el señor Juan Sandoval Íñiguez, se que Dios olvidó poner en la biblia que al homosexual no hay que amarle, que ante una persona homosexual podemos utilizar connotaciones inadecuadas, con la finalidad de defender nuestro punto de vista, que nuestro punto de vista puede pasar por encima de nuestra ética, compromiso, valores e ideologías. O bien puesto en sus palabras (para contextualizar el asunto) "no se si a alguno de ustedes les gustaría que los adoptara un par de... de lesbianas o un par de maricones..."

http://www.youtube.com/watch?v=B2U1eFJaLXw&feature=related

Habría que preguntarle a Dios, si en las oraciones que recibe a diario escucha alguna como esta:




"Señor: No nos dejes al cuidado de dos hombres o dos mujeres por mejores que sean sus intenciones y por mucho amor que nos quieran dar; entréganos mejor a la incertidumbre de no saber qué comeremos, es nuestra penitencia.

No nos dejes a merced de aquellos que según algunos, podrían violarnos; entréganos mejor a las calles donde ya nos violan, es nuestra penitencia.

Déjanos Señor, porque ha sido tu voluntad, en la soledad de las calles, sin orientación, sin sueños y sin porvenir; por más que haya parejas homosexuales que deseen un hijo o una hija como yo... por más que haya parejas heterosexuales indispuestas a adoptarnos.

Entréganos Señor a la calidez de un orfanato, a amanecer como niño de orfanato, a comer como niño de orfanato, a crecer como niño de orfanato. Y como niño de orfanato, a ser echado a las calles para morir en la flor de mi juventud.

Entrégame señor a vender mi cuerpo para poder comer, pero no me dejes al alcance de la protección de dos padres y dos madres, es nuestra penitencia.

Te lo pido en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén"
Idea tomada me parece que era de una publicación hecha en La Jornada Puebla.



Y ya para despedirme, dejo esta reflexión sobre la mesa, si el infierno está dispuesto también para homosexuales, habría que dejarlos redimirse. Quizá criando a un hijo libre de los estigmas que sus padres heterosexuales les dejaron.

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